La agricultura en Colombia se encuentra en un punto de inflexión, impulsada por los avances tecnológicos y la creciente necesidad de adoptar prácticas más sostenibles. Para el 2025, la digitalización en el campo será más común, con el uso de drones, sensores y datos en tiempo real, lo que permitirá a los agricultores optimizar la gestión de sus cultivos. Esto no solo aumentará la eficiencia, sino que también reducirá el uso de insumos, mejorando la productividad y minimizando el impacto ambiental.
Sin embargo, el cambio climático representa un desafío cada vez mayor para la agricultura del país. Los patrones climáticos irregulares y el aumento de la temperatura afectarán cultivos tradicionales como el café y el banano, lo que obligará a los productores a buscar nuevas variedades más resistentes y adoptar técnicas innovadoras. En paralelo, la demanda internacional de productos sostenibles y certificados como orgánicos o de comercio justo, especialmente en Europa y Norteamérica, generará oportunidades para exportar más productos colombianos a mercados globales.
La transformación del sector también dependerá del fortalecimiento de los pequeños agricultores, quienes necesitan mayor inclusión en cadenas de valor y acceso a tecnología y financiamiento. El gobierno colombiano, a través de políticas públicas, jugará un papel clave en este proceso. Con el desarrollo de cultivos emergentes, junto a un enfoque en la sostenibilidad y el consumo saludable en el mercado interno, el futuro de la agricultura en Colombia se vislumbra como un equilibrio entre modernización y responsabilidad ambiental.
